Opiniones

Ignacianismo político en tiempos de pandemia

Darle las gracias a la formación naranja por recordar tan vehementemente a San Ignacio de Rekalde o Loyola, fundador de la Compañía de Jesús: “en tiempo de desolación, nunca hacer mudanzas”

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Escuchando música unos, escribiendo otros. Viendo la televisión o aumentando una preocupante adicción a las pantallas, la gran mayoría. Desde hace unos días, un paseo a horas convenidas. Más o menos, tal ha sido la rutina de muchos habitantes del término municipal durante los últimos dos meses.


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Pero de vez en cuando, salta la anécdota. Que de motivo de sonrisa puede pasar a reflexión, la cual cosa contribuye a distraer el estado actual de las cosas. Tal es el caso: hace unos días un el portavoz de Ciudadanos en el Consistoriol apelaba a “los momentos de crisis para no llevar a cabo el cambio de alcalde previsto en los pactos postelectorales”. “Necesitamos estabilidad”, remachaba. Ante todo, respeto: la libertad de expresión fue felizmente recuperada para la ciudadanía tras la promulgación de la Constitución, hace ya veintidós años.

En segundo lugar, darle las gracias a la formación naranja local por recordar tan vehementemente a San Ignacio de Rekalde o Loyola, fundador de la Compañía de Jesús: “en tiempo de desolación, nunca hacer mudanzas”. Siempre es de agradecer un cierto fervor ignaciano en momentos de generalizado desapego a la Iglesia. No sé si era su verdadera intención, pero los pensamientos en clave sacramental siempre son bienhallados.

Ya en una clave menos teológica y mucho más terrenal, la ciudadanía podría preguntarse algunas cosas. Como por ejemplo si tal ímpetu jesuítico se hubiere apoderado de los miembros del partido de Inés Arrimadas de ser ellos los siguientes en tomar la vara de mando en Andratx. Sería interesante la respuesta.


Como relevante sería saber si estas manifestaciones obedecen a un intento de evitar la imagen de una alcaldía nacionalista. Es decir, si es cierto que ahora a alguien le parece bien el pacto al cual se negó hace un año.


Pero llegados a esta coyuntura, no estaría de más que las otras formaciones de la oposición expresaran su parecer al respecto. Si realmente están dispuestas a hacer mudanza en tiempo de desolación. Y – por supuesto – si la actual “batlessa” también quiere intentar el retorno al equilibrio de fuerzas de la pasada legislatura.

Pero mucho me da que la inquilina de la planta noble es más partidaria de observar la Regla franciscana – menos estricta con sus practicantes que muchas otras- que adoptar el código militar del “Ad Maiorem Dei Gloriam”.

Perdón por el artículo. No quería escribir un panegírico, pues este Pacto tiene defectos. Y sonados. Pero es que quejarse de según qué… uno no lo llega a entender, la verdad.

Un abrazo. Y ánimo a todo el mundo: ya queda menos. “Força!”.

Gràcies 
Bernat Jofre i Bonet