Drogadictos en la plaza
Saben que hacen mal, y a la mínima que ven un coche de la Policía Local, huyen…

Saben que hacen mal, y a la mínima que ven un coche de la Policía Local, huyen…
Y es que a pesar de que se quiera edulcorar de muchas maneras, fumar marihuana es eso: drogarse…
Servidor pensaba haber visto de todo en la plaza de su pueblo: desde jeringuillas hasta preservativos usados. Pero con el paso de los años, y con una sociedad más informada sobre el nocivo efecto de los estupefacientes sobre el cuerpo humano, uno creía que Andratx no iba a ser una excepción, y cierta normalidad acudiría a sus calles. Craso error confiar en la madurez comunitaria: pasan las generaciones y los mismos errores continúan. Incluso agravados, si me lo permiten. El motivo de tal reflexión es comprobar tarde sí, tarde también – no hay descanso para colocarse, pero sí para el estudio – el incivismo demostrado por diversos grupos de jóvenes.
Les da igual que estén estipuladas restricciones
Reunidos en la plaza, se drogan delante de todo quien quiera verlos. Y es que a pesar de que se quiera edulcorar de muchas maneras, fumar marihuana es eso: drogarse. Les da igual si hay menores delante: ellos a lo suyo, compartiendo caladas de canutos pestilentes. Obvio que esos voluminosos cigarrillos no llevan hierbaluisa, precisamente. Les da igual que estén estipuladas restricciones por el Sars-Cov-II: los “porros” corren de boca en boca, y el cielo para ellos, puede esperar. Salta a la vista que la Salud Pública no va con ellos: se juntan y consumen como si no hubiera un mañana. Solidaridad, cero.
Saben que hacen mal, y a la mínima que ven un coche de la Policía Local, huyen. Dejando un rastro de olor, suciedad y enrarecido ambiente. Nada que decir de los cuerpos policiales, que hacen lo mejor que pueden su labor con los pocos efectivos humanos a su disposición.
La pregunta es hasta cuándo vamos a tener que aguantar espectáculos deprimentes como los que estamos viviendo últimamente.
Muchas gracias. Bernat Jofre i Bonet