Cuatro generaciones a los pies de la imagen más emblemática del Port d’Andratx

Este encuentro de vecinos y vecinas se convierte cada año en un verdadero homenaje a la vida y la cultura local

>> En un mundo en constante cambio, eventos como este sirven como recordatorio de la importancia de preservar las tradiciones y mantener viva la esencia de las comunidades locales
Es una cálida mañana de agosto y, como cada año, vecinos de lo que en su día fue un sencillo pueblo de pescadores se han congregado a los pies de su imagen más emblemática, el Faro Grande, para celebrar una inolvidable reunión multigeneracional.- FOTOS: MTE

Cuatro generaciones de vecinos, comandados por la incombustible y casi centenaria Catalina Barbosa Terrades (la tía de todos) han compartido risas, anécdotas y tradiciones en un evento marcado por la amistad y los recuerdos, muchísimos de ellos alegres y otros menos, pues también se echan en falta a los que se han ido.

Los más ancianos, con sus arrugas como testimonio de años vividos en esta tierra marinera, comparten historias de los tiempos en que las casas de “s’altra banda del Port” eran pocas, como la del Faro, mientras los entonces niños y ahora mayores, recuerdan sus primeras brazadas en las aguas del Faro, en cuyo espigón entre todos siguen colocando cada verano la necesaria escalera para entrar y salir del agua.

La comida y la bebida ocupan un lugar central en la celebración, todo fruto de aportaciones de los propios vecinos que traen las mejores delicias gastronómicas preparadas con recetas tradicionales.
A medida que avanza la mañana, las risas resuenan en el suelo empedrado mientras los niños y niñas corretean y nadan en busca de alguna sepia o cangrejo peludo.

Las generaciones más jóvenes demuestran su respeto por las costumbres antiguas, y al mismo tiempo, añaden puntos al evento que reflejan la evolución de la comunidad.

La reunión de cuatro generaciones no solo permite reforzar los lazos entre los vecinos, sino que también honra la historia y la identidad del Port d’Andratx, ahora poblado por gran cantidad de residentes extranjeros. En un mundo en constante cambio, eventos como este sirven como recordatorio de la importancia de preservar las tradiciones y mantener viva la esencia de las comunidades locales.

Con el sol en su cenit, la reunión está llegando a su fin, pero el espíritu de camaradería y unidad perdurará en la memoria de los asistentes que se citan para el próximo año. La celebración destaca la importancia de la amistad y la conexión entre generaciones en una localidad que encuentra su fuerza en su historia y en el amor compartido por el mar y su cultura.- MTE


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